La consejera de Agricultura de La Rioja muestra su apoyo al cultivo de la remolacha en su visita a la fábrica azucarera de Miranda de Ebro
La consejera de Agricultura y Ganadería de La Rioja, Noemí Manzanos, ha mostrado su apoyo a un cultivo tradicional en la Comunidad autónoma durante su visita, el pasado 28 de noviembre, a la fábrica de Azucarera de Miranda de Ebro (Burgos) donde esta campaña se molturarán 825 hectáreas de remolacha procedentes de La Rioja, que siembran un total de 79 remolacheros.
Manzanos calificó la remolacha como “una seña de identidad de la agricultura riojana” que llegó a alcanzar, hace no muchos años, las 1.300 hectáreas en esta Comunidad. “Desde el Gobierno de La Rioja hemos querido visitar la planta de Miranda de Ebro para conocer de primera mano cuáles son las medidas que están implementando para conseguir animar a más agricultores riojanos a que comiencen a cultivar remolacha”, destacó la consejera de Agricultura.
Como apuntó Noemí Manzanos, “gracias al esfuerzo de agricultores, de las Organizaciones Profesionales Agrarias, de Azucarera y del Gobierno de La Rioja, se ha conseguido superar en 2023, las 800 hectáreas cultivadas y con previsión de aumentarla”. Y es que La Rioja está recuperando un cultivo que ha sido tradicional en esta Comunidad como es la remolacha como así se está demostrando año tras año. En las tres últimas campañas, se ha duplicado la superficie de remolacha azucarera, pasando de las 400 hectáreas en la campaña 20/21 a las 625 el año pasado y a las 825 en la actual campaña.
La consejera de Agricultura de La Rioja estuvo acompaña durante su visita por el consejero delegado de Azucarera, Juan Luis Rivero; la directora de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad, Isabel Vasserot; el director de la fábrica Azucarera de Miranda de Ebro, Aitor Lucea; el responsable de cultivos de la fábrica de Miranda, Pablo Gómez, y la directora de AIMCRA, Elba Rosique. “Animamos a Azucarera a continuar trabajando de la mano del sector agrario riojano y nos ponemos a su disposición para hacerlo desde la investigación, el desarrollo y la sostenibilidad”, concluyó Noemí Manzanos.
La producción de la Azucarera, situada en Miranda de Ebro, se integra en un modelo de economía circular con menos de un 1% de residuos no valorizables, cimentado bajo tres pilares: el uso responsable de los recursos, la contribución a la prosperidad de las comunidades y el apoyo al desarrollo rural.
Además de La Rioja, la fábrica azucarera de Miranda de Ebro recibe remolacha de diferentes provincias de Castilla y León, del País Vasco, Navarra y Aragón. En total, esta campaña molturará la remolacha procedente de más de 3.200 hectáreas, lo que supone un incremento de un 30% respecto a la campaña pasada. Cabe destacar el crecimiento experimentado por las zonas remolacheras de Arlanzón-Pisuerga y Huesca, donde la superficie de remolacha ha crecido un 60%, superando las 400 hectáreas en cada una de ellas.
Azucarera ha incrementado esta campaña más de un 70% la superficie de remolacha sembrada en la zona norte de España, superando así las 17.000 hectáreas. Se confirma, por tanto, que este año es el año de la remolacha, y que la apuesta de Azucarera por presentar una oferta variada de contratos y de servicios, que dé a los agricultores la rentabilidad, seguridad y comodidad que necesitan, es una apuesta de éxito con mucho futuro.
Objetivo: recuperar las 1.300 hectáreas en La Rioja
El objetivo de Azucarera es volver a recuperar las 1.300 hectáreas que históricamente se sembraban en La Rioja, gracias a la rentabilidad que ofrece el cultivo, a su comodidad y seguridad. La Rioja es un referente mundial en producciones de remolacha por hectárea, a pesar de la complejidad de contexto de plagas y enfermedades, gracias a la colaboración de AIMCRA, la Asociación para la Investigación de la Mejora del Cultivo de la Remolacha Azucarera, que vela por la sanidad de la remolacha azucarera.
Como novedad, este año, Azucarera pagará por lo que pese el camión, eliminando así las incertidumbres de la polarización o el descuento por la corona, garantizándole una mayor rentabilidad y seguridad al agricultor y asumiendo el riesgo agronómico la compañía azucarera.